Espondilitis anquilosante
Las espondiloartritis afectan sobre todo al esqueleto axial (cráneo, columna vertebral, costillas y esternón) y, en menor medida, a las articulaciones periféricas.
La espondilitis anquilosante es un tipo de espondiloartritis crónica y autoinmune que alterna épocas de inactividad con otras de inflamación y dolor (brotes). Se caracteriza por la tendencia a la anquilosis o inmovilidad de las articulaciones sacroilíacas y de la columna vertebral.
Por tratarse de una enfermedad sistémica, se pueden producir manifestaciones en otros órganos (pej. los ojos, etc).
Las áreas más comúnmente afectadas son las siguientes:
- La articulación entre la base de la columna vertebral y la pelvis
- Las vértebras de la región lumbar
- Los lugares donde los tendones y ligamentos se unen a los huesos (entesis), principalmente en la columna vertebral, pero a veces a lo largo de la parte posterior del talón
- El cartílago entre el esternón y las costillas
- Las articulaciones de la cadera y los hombros
Los signos y síntomas generalmente comienzan en la edad adulta temprana. Afecta al 0.26% de la población española mayor de 20 años, siendo más frecuente en los hombres entre los 20 y los 30 años.
¿Cuáles son las causas de su aparición?
La espondilitis anquilosante es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunitario provoca inflamación y dolor.
No existe una causa clara que explique la aparición de esta enfermedad. Hay un componente genético implicado (HLA-B27, solo algunas personas con el gen desarrollan la afección) y también existen otros factores que pueden influir en su desarrollo como el microbioma intestinal, las interleuquinas proinflamatorias y el estrés mecánico.
¿Qué síntomas son los más frecuentes?
- Dolor lumbar inflamatorio
- Dolor y rigidez en la región de las caderas
- Dolor en el cuello
- Cansancio
- Entesitis, dactilitis y en ocasiones oligoartritis de miembros inferiores
- Manifestaciones extraarticulares como uveítis, psoriasis o enfermedad inflamatoria intestinal
La espondilitis anquilosante es una enfermedad crónica y no existe ningún medicamento que la cure, pero con un tratamiento adecuado se puede conseguir la remisión o inactividad de la enfermedad. El tratamiento debe contemplar medidas farmacológicas y no farmacológicas. Es importante el ejercicio físico y evitar el sobrepeso y el hábito tabáquico.
Actualmente contamos con:
Antiinflamatorios no esteroideos: se utilizan para reducir el dolor, la inflamación y la rigidez. Por ejemplo, diclofenaco, naproxeno, celecoxib etc.
Corticoides: tienen efecto antiinflamatorio muy potente. Se pueden inyectar directamente en las articulaciones para disminuir la inflamación y también se pueden tomar de manera oral, en este caso siempre durante un tiempo determinado ya que a largo plazo presentan efectos secundarios no deseables.
Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME): Reducen la inflamación y también frenan la evolución de la enfermedad. De esta manera se evita que los brotes sucedan de manera continuada y evitan a largo plazo las deformaciones y la anquilosis (reducción en la movilidad de la articulación).
- FAME tradicionales: metotrexato, leflunomida, sulfasalazina.
- FAME biológicos: adalimumab, etanercept, infliximab, certolizumab, golimumab, secukinumab, ixekizumab, bimekizumab de administración via subcutánea o intravenosa.
- FAME dirigidos: tofacitinib, upadacitinib (inhibidores de las enzimas Janus quinasa) de administración vía oral.
Fecha de actualización:
04/02/2024
Autoría y revisión:
GTEII