Artritis reumatoide
La artritis reumatoide es una enfermedad reumatológica autoinmune crónica que alterna épocas de inactividad con otras de inflamación y dolor (brotes).
Es la enfermedad inflamatoria articular más frecuente.
Afecta a las articulaciones simétricamente, siendo las articulaciones de manos y pies las más frecuentemente afectas en las fases iniciales, pudiendo llegar a causar erosión ósea y deformidad de las articulaciones.
Por tratarse de una enfermedad sistémica, se pueden producir manifestaciones extraarticulares afectando a otros órganos (piel, ojos, etc).
El inicio de la enfermedad se suele dar en la mediana edad (entre los 45 y los 55 años), pero puede comenzar en la niñez.
En España, la prevalencia estimada de artritis reumatoide está entre 0,2% y 1,1%. Cuando se separa por sexos, nos encontramos que existe también importante variabilidad situándola entre el 0,57% en los hombres y del 1,54% en las mujeres.
¿Cuáles son las causas de su aparición?
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunitario provoca inflamación y dolor.
No existe una causa clara que explique la aparición de esta enfermedad. Hay un componente genético implicado y también existen otros factores que pueden influir en el desarrollo de la misma: edad, ser mujer, tabaco, infecciones y el sobrepeso, entre otros.
¿Qué síntomas son los más frecuentes?
- Inflamación de articulaciones
- Rigidez matutina
- Deformidad progresiva de articulaciones
- Reducción de la movilidad articular
- Astenia
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica y no existe ningún medicamento que la cure, pero con un tratamiento adecuado se puede conseguir la remisión o inactividad de la enfermedad. Actualmente contamos con:
Antiinflamatorios no esteroideos: se utilizan sobre todo durante el inicio de la enfermedad y la fase de brotes, para reducir el dolor de la inflamación de manera rápida, sin embargo, no se recomienda su uso a largo plazo. Por ejemplo, ibuprofeno, naproxeno, celecoxib etc.
Corticoides: tienen efecto antiinflamatorio muy potente. Se pueden inyectar directamente en las articulaciones para disminuir la inflamación y también se pueden tomar de manera oral, en este caso siempre durante un tiempo determinado ya que a largo plazo presentan efectos secundarios no deseables.
Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME): Reducen la inflamación y también frenan la evolución de la enfermedad. De esta manera se evita que los brotes sucedan de manera continuada y evitan a largo plazo las deformaciones y la anquilosis (reducción en la movilidad de la articulación).
- FAME tradicionales: metotrexato, leflunomida, sulfasalazina, hidroxicloroquina.
- FAME biológicos: adalimumab, etanercept, infliximab, certolizumab, golimumab, anakinra, rituximab, sarilumab y abatacept, de administración via subcutánea o intravenosa.
- FAME dirigidos: baricitinib, tofacitinib, upadacitinib (inhibidores de las enzimas Janus quinasa) de administración vía oral.
Fecha de actualización:
30/01/2024
Autoría y revisión:
GTEII