Escuela de pacientes
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Cistinosis

¿Qué es?

La cistinosis es una enfermedad minoritaria grave, de trasmisión autosómica recesiva que se caracteriza por el depósito progresivo y sistémico de cistina intralisosomal y se manifiesta precozmente con afectación renal y cristales corneales.

Se  incidencia anual estimada es de 1/100.000-200.000 recién nacidos y su prevalencia de 1-9/1.000.000 de población.

En España hay diagnosticados unos 60 pacientes con cistinosis (más de la mitad adultos y/o portadores de un trasplante renal), que se controlan en más de 20 centros hospitalarios diferentes.

Se considera una enfermedad grave en la que la evolución natural de la enfermedad en el paciente no tratado, lleva hacia fallo renal terminal al final de la primera década de la vida. En la actualidad la supervivencia de los pacientes afectados ha aumentado condiserablemente, alcanzando más allá de la quinta década de vida.

Está causada por mutaciones bialélicas del gen CTNS, que codifica para la cistinosina, un cotransportador lisosomal cistina/protón que permite la salida de cistina desde el lisosoma al citoplasma lisosomal. En ausencia de cistinosina se produce el depósito progresivo de cistina intralisosomal que cosntituye el principal marcador diagnóstico de la enfermedad.

Hay descritas más de cien mutaciones diferentes en el gen CTNS y la más frecuente es la delección de 57 Kb de los 10 primeros exones, sobretodo en pacientes con ascendente noreuropeo. Las mutaciones puntuales se pueden traducir bien en la ausencia de proteína o bien una proteína truncada no funcional, lo que se relaciona no solo con el depósito de cistina, sino también con procesos anómalos de autofagia, función mitocondial y estrés oxidativo de la célula tubular renal.

Se han descrito tres formas clínicas: 1) la cistinosis nefropática infantil constituye el subtipo más grave, es de aparición precoz y debuta con un síndrome de Fanconi severo representando el 95% de los casos; 2) la cistinosis nefropática juvenil es un subtipo menos grave, de debut juvenil o tardío y de gravedad intermedia; y 3) la cistinosis no-nefropática o del adulto cursa con afectación ocular exclusiva.

La cistinosis es una enfermedad multisistémica, siendo el riñón y el ojo los primeros órganos afectados. El cuadro típico en el debut de la enfermedad consiste en la aparición de un síndrome de Fanconi severo que evoluciona a enfermedad renal crónica. En ausencia de tratamiento farmacológico específico, la edad media de aparición de fallo renal es a los 9,2 años siendo el trasplante renal el tratamiento renal sustitutivo de elección. Sin embargo, el mejor pronóstico de los pacientes y el aumento de la supervivencia de los pacientes con cistinosis ha permitido conocer la afectación en otros muchos órganos dando lugar a: pérdida de la agudeza visual por fotofobia y erosiones corneales con edema estromal, retraso en el crecimiento y enfermedad mineral ósea, hipotiroidismo, dislipemia y calcificación vascular, miopatía progresiva isquémica de predominio distal, afectacion del sistema nervioso central, etc.

El único tratamiento específico para la cistinosis es la cisteamina oral. Actualmente existen dos presentaciones comercializadas en España: Cystagon (cisteamina bitartrato en cápsulas duras de liberación inmediata) que fue autorizado para uso clínico en la década de los 90 y Procysbi (cisteamina bitartrato en cápsulas duras de liberación retardada) aprobado por la EMA en 2013 y que actualmente cuenta con una resolución expresa de no financiación por parte de la AEMPS.

El objetivo del tratamiento es disminuir el contenido intracelular de cistina en todas las células del organismo y ha demostrado que el inicio precoz del tratamiento se asocia con un aumento de la supervivencia del paciente y una menor morbilidad. Sin embargo, la administración de cisteamina oral no parece tener efecto sobre los cristales de cistina corneales, posiblemente por la reducida vacularización de la córnea, lo que dificulta el acceso del fármaco administardo de forma sistémica. Es por ello que los pacientes deben ser tratados de forma concomitante con cisteamina tópica en forma de gotas oftálmicas para reducir el número de cristales corneales y mejorar los síntomas de fotofobia, blefaroespasmo y dolor.

Enfermedades Metabólicas

Toda la información contenida en esta ficha es aplicable a la población pediátrica y adolescente.

El diagnóstico de cistinosis en los niños suele darse entre los 6 y los 18 meses de vida. Los bebés comienzan a perder peso y dejan de crecer adecuadamente, sus huesos no se desarrollan con normalidad, pierden el apetito y se deshidratan con facilidad. A partir del primer año de vida, pueden detectarse acúmulos de cistina en los ojos que pueden generar sensibilidad a la luz.

No todos los niños son iguales y pueden presentar diferentes síntomas y complicaciones. En algunos niños el tratamiento con hormona de crecimiento puede estar recomendado si el crecimiento no es el adecuado para su edad.

Los medicamentos indicados que contienen cisteamina, pueden producir mal aliento y olor corporal fuerte, algo que supone un problema especialmente en adolescentes. Si bien es cierto que eliminar totalmente el olor es complicado, existen algunas medidas y recomendaciones para combatirlo:

  • Ducharse diariamente y utilizar jabones antibacterianos.
  • Usar ropa de algodón y evitar los tejidos sintéticos que atrapan el sudor y los olores.
  • Mantener una adecuada higiene bucal incluyendo cepillado dental, enjuagues antibacterianos y limpieza de lengua ya que esta puede acumular bacterias y causar mal aliento.
  • Utilizar caramelos sin azúcar para ayudar a refrescar el aliento.

Conseguir una buena adherencia (hábito de tomar diariamente la medicación) puede ser una tarea difícil para los niños con cistinosis, ya que tomar varios medicamentos en diferentes momentos del día puede en ocasiones ser complicado.

Especialmente los adolescentes y los cambios propios de esta etapa de la vida, pueden suponer dificultades para seguir el tratamiento, así como producir inseguridad, preocupación y angustia. Por ello, es importante ayudar y acompañar al adolescente durante esos periodos para que supere las dificultades y pueda recuperar el control de su enfermedad.

El plan de tratamiento ha de ser coordinado y conocido por todas las personas que rodean al niño, por ello, es recomendable facilitar información e instrucciones de actuación a profesores y personal que esté a cargo de su hijo en horario escolar.

Fecha de actualización: 13/11/2024
Autoría y revisión: OrPhar - SEFH
Coautores: GEFP