Herramientas de Evaluación de Residentes de Farmacia Hospitalaria

11 Introducción AUTORA: Ana Lozano Blázquez La sociedad actual es una sociedad altamente tecnificada, con grandes cambios demográficos, epidemiológicos, sociales, jurídicos y de valores y que además demanda una distribución justa de unos recursos finitos. Esto exige un profesional adaptado a estas necesidades. Por tanto, los residentes que se van a formar y que van a ser los profesionales del mañana han de tener conocimientos científicos, habilidades clínicas, manejo de la información que tienen disponible desde multitud de fuentes, han de ser capaces de realizar un análisis crítico de todas las alternativas disponibles de diagnostico y tratamiento, realizar investigación en sus campos y además realizar una adecuada promoción de la salud y gestión de recursos, todo esto dentro de un entorno de valores profesionales, actitudes, comportamientos y ética. Y de estas necesidades surgen dos conceptos muy relacionados entre sí: el profesionalismo , que puede ser definido como el conjunto de principios y compromisos para mejorar los resultados de salud del paciente, maximizar su autonomía, creando relaciones caracterizadas por la integridad, la práctica ética, la justicia social y el trabajo en equipo, y las competencias, que son los comportamientos resultantes de un conjunto de actitudes (valores), habilidades, conocimientos y buen juicio que las personas manifiestan para resolver situaciones concretas relacionadas con su vida y su profesión. Y sobre lo que se espera del profesional del mañana surgen estos componentes de las competencias: conocimientos y capacidades intelectuales, habilidades y destrezas y actitudes y valores, que se relacionan y solapan. El reto es formar al residente en estos dominios y evaluar su formación en ellos. La evaluación, como motor del aprendizaje, tiene como finalidad rendir cuentas a la sociedad sobre la calidad de los profesionales formados. Esta rendición de cuentas tiene dos dimensiones: legal y ética. La legal está unida al cumplimiento de la norma, la dimensión ética pone en juego varios aspectos: nuestra responsabilidad ante la sociedad de garantizar las competencias del residente y el derecho de este a ser evaluado para facilitar y mejorar su aprendizaje 1 .

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